viernes, 24 de enero de 2014

Los zapatos de punta cuadrada.



Un nuevo subsidio para imbéciles que no estudian ni trabajan.
Ante el abismo económico mas profundo, se le ocurrió eso.

Solemos decir que Argentina es un diamante en bruto que por culpa de los políticos sigue bruto, sucio, mocoso, como un diamante tarado. Pero la culpa es de la energía que se respira en la calle. Cuando caminas por Buenos Aires, seguramente por el tolueno que transpira el Riachuelo 24hs x 7dias x Año, te sentís fatigado. Sentís que en tus venas corren torrentes de cosquillas. Todo da paja.

Un poco la política va por ese camino. No dan tantas ganas de arreglar nada porque en realidad mucho no importa y cansa.

El volante esta en manos de adultos púberes que mueven la patita porque las cosas no salen como enseñan en la UBA.

La ultima economía centralizada seria, se cayó junto al muro de Berlin. A la gente le gusta elegir entre pecsi y coca.

El país resulta que no funciona con buena onda, sino con empresas con oficinas, gente con corbatas y trajes, gente que estudio en colegios secundarios, en universidades y algunos pocos algún curso afuera. Esas empresas producen porque las invento alguien que no quería una jubilacion tomando mate en la vereda del barrio sino algo con un poco menos de depresión. Esas empresas no están mas.

Hoy son reductos de desamparados que ganan lo mismo que un machetero nigeriano y donde los dueños toman cafecitos con funcionarios con zapatos de punta cuadrada y sacos dos números mas grandes, para lograr la moneda del subsidio.

El país enterró a la energía del inmigrante que lo pobló. Hoy soñar es una planta permanente para no hacer nada y que no te puedan echar por una ley que ya vamos a cambiar. Capaz que mucho antes de lo esperado.

La energía del inmigrante son los ojos llorosos de tu abuelo cuando tu abuela, con delicadeza, le servía la boloñesa a los ravioles el domingo al mediodía. Esas lágrimas de amor era la que hacia a este país mas fuerte que otros.

Los culpables son esos de los zapatos punta cuadrada.





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